O cómo copiar toda la información de nuestro disco duro actual a un nuevo disco SSD,
manteniendo dual boot Windows/Linux en un mismo disco.
En el trabajo uso un ordenador cuyo disco es de estado sólido (SSD) y en casa tengo un portátil con un disco duro magnético de toda la vida. Viendo lo rápido que se inicia el ordenador del trabajo, llevaba ya un tiempo queriendo cambiar el disco duro magnético de mi ordenador personal por un SSD. Recientemente, me he hecho con un disco de estado sólido y he decidido instalarlo como disco principal en mi portátil. He aquí mis andanzas con el proceso.
Vamos por partes:
Antecedentes
Adquirir un disco SSD
Conectar el disco
Configurar BIOS
Clonar HDD a SSD
Arrancar desde el SSD
Valoración
Antecedentes
En mi ordenador personal tengo configurado un boot dual Windows 10/Ubuntu 17.10 con GRUB2 como gestor de arranque. En cuanto a disco, tengo instalado en el portátil un HDD Western Digital de 1 TB y me he hecho con un SAMSUNG SSD de 256 GB.
Mi intención es copiar toda la información de mi disco antiguo al SSD y usar este último como disco principal. Con este cambio, pretendo acelerar la velocidad de inicio de los sistemas operativos y de los programas que tengo instalados, básicamente.
Adquirir un disco SSD
Lo primero que debemos hacer si queremos comprar un disco SSD es buscar uno que se adapte a nuestras necesidades. Para ello, deberemos tener en cuenta varias cosas:
¿Tendrá un solo sistema operativo instalado?
¿Cuánto espacio tenemos ocupado en el disco actual?
¿Tenemos un disco secundario (o un disco extraíble) donde almacenar más información?
Mientras nos hacemos estas preguntas, debemos tener en cuenta que, como viene ocurriendo desde siempre, cuanta más capacidad de almacenamiento tenga el disco, más caro será.
Según Microsoft, el espacio en disco recomendado para Windows 10 es un mínimo de 20 GB. Obviamente, si queremos instalar Windows y luego queremos usar Office y algunas aplicaciones básicas más, necesitaremos bastantes más que esos 20 GB que especifica Microsoft.
Por otro lado, la instalación promedio de una distribución GNU/Linux es de 5 GB (excepto OpenSUSE, que pide un mínimo de 12 GB para la administración de snapshots).
Teniendo en cuenta todo lo mencionado, el tamaño mínimo que recomiendo a la hora de comprar un SSD es de 128 GB en el caso de querer tener instalado solamente Windows.
Si tenemos instalados varios sistemas operativos en nuestro disco actual, recomiendo mínimo un SSD de 256 GB.
A la hora de comprar el disco tenemos muchas opciones: tiendas físicas, tiendas online, comprar en el extranjero... yo, por comodidad, rapidez y atención post-venta, recomiendo comprarlo en Amazon.
Conectar el disco
Una vez tengamos un disco SSD en nuestras manos, deberemos conectarlo a una ranura libre de nuestra placa base. En mi caso, mi portátil es bastante grande e incluye dos ranuras SATA y una ranura mSATA. Incluso, si quisiera, podría desmontar el lector/grabador de DVD y conectar allí un cuarto disco. De momento, con dos discos me es suficiente :)
Configurar BIOS
Tras conectar el SSD a la ranura SATA libre de mi placa, la BIOS pasó a reconocerlo como disco secundario, GRUB lo reconoció como (hd1), Linux lo reconoció como unidad /dev/sdb y Windows como unidad D:/
Quería que el SSD fuera el disco principal del equipo, así que configuré la BIOS para ubicar el SSD por encima del HDD en la secuencia de arranque. Hecho esto, guardé cambios y salí de la BIOS.
Al iniciar el equipo, me encontré con un mensaje en pantalla que decía algo parecido a "No Operation System found!". Era de esperar, puesto que el SSD no tenía ningún sistema operativo instalado aún y estaba configurado como dispositivo primario de arranque. Si nos encontramos con este mensaje, simplemente presionando Enter el ordenador pasará a arrancar desde el siguiente dispositivo de la lista de arranque de la BIOS. En mi caso, pasó a arrancar desde el HDD e inicié sesión en Windows.
Clonar HDD a SSD
Con el disco colocado y el orden de arranque ajustado en la BIOS, el siguiente paso - para mi - era clonar el disco antiguo al nuevo para mantener programas instalados, fotos, documentos, etc. Como comentaba, en mi ordenador personal tengo boot dual Windows 10/Ubuntu 17.10 con GRUB2 como bootloader, así que estaba preparado para todo al hacer el clonado: perder GRUB, perder uno de los sistemas operativos, errores de consistencia en los datos, etc. pero si no surgiera ningún problema, ¿qué diversión habría? :)
A la hora de clonar el disco debemos decidir cómo vamos a hacerlo: desde Windows, desde Linux, con una aplicación, con otra... En mi caso hice una búsqueda rápida en Google y encontré varios programas dedicados al clonado de discos para Windows. Me produjeron todos la misma sensación que, años atrás, me producían los programas que encontraba en softonic.com para mejorar el rendimiento del PC. Todos tenían una pinta chunga y eran poco más que malware xD
Al final decidí probar uno llamado AOMEI Backupper, el cual ofrecía una versión gratuita para particulares. Lo instalé y probé la opción de clonado de discos:
Durante el proceso, me di cuenta de que mi disco de origen tenía una partición de boot MBR y el disco de destino (el SSD) estaba formateado en GPT. Como sabréis, BIOS usa MBR y EFI usa el particionado GPT. A la hora de clonar discos, origen y destino deben tener el mismo sistema de particiones de arranque.
Miré si el programa en cuestión me permitía cambiar el tipo de partición de arranque, pero no vi la opción. Intenté darle formato MBR al disco SSD desde el administrador de discos de Windows - según Microsoft es posible - pero la opción "Convertir disco a MBR" me aparecía en gris y no era ejecutable... Windows siempre tan servicial :)
Después de otra búsqueda rápida en Google, me topé con "EaseUS Partition Master Edición Gratuita Para Usuarios Domésticos". Fue instalarlo, clic derecho y cambiar GPT a MBR. De nuevo clic derecho y clonar disco. Parecía muy fácil... y lo fue :)
Durante el proceso, el ordenador se reinició y se mantuvo en una pantalla tipo consola copiando particiones. El proceso de clonado duró cerca de una hora.
Arrancar desde el SSD
Al acabar el clonado, el ordenador se reinició y se quedó clavado con una "_" en pantalla parpadeando; claramente, GRUB había perdido la capacidad de arranque. Decidí entonces conectar un USB con un Ubuntu Live y arrancar desde USB. Desde este sistema, cambié las particiones de GRUB de ambos sistemas de /dev/sda a /dev/sdb para que arrancaran desde el SSD, re-instalé GRUB en /dev/sdb y reinicié el equipo. Ahora sí, GRUB apareció en pantalla y pude iniciar Ubuntu (por probar uno de los S.O.) sin problema.
Me encontré entonces con un problema nuevo: Ubuntu me arrancaba desde /dev/sda. Y es que por mucho que en GRUB definiera el arranque del sistema en hd1 o /dev/sdb, Ubuntu me arrancaba una y otra vez desde el disco antiguo en /dev/sda (fácil de comprobar lanzando un simple df desde terminal). Imagino que es un bug de GRUB. Después de comprobar que Windows arrancaba bien, decidí formatear mi HDD y dejarlo vacío. Y después de reiniciar el equipo, esta vez sí, Ubuntu arrancó desde el SSD:
Ubuntu arrancado en la partición /dev/sdb5. O lo que es lo mismo, en el nuevo disco.
Valoración
Mi opinión respecto al proceso de clonado de un HDD a un SSD después de esta primera vez es que se trata de un proceso muy sencillo y rápido. Y hay algo muy interesante que no he comentado aún: lo mejor de estos programas de clonado es que detectan el espacio real usado. Es decir, si el disco de destino es de menor tamaño que el disco de origen pero el disco de origen tiene menos espacio usado, te permiten clonar el disco sin problema. Traducido, cloné un disco HDD de 1 TB que tenía alrededor de 220 GB usados a un disco SSD de 256 GB.
En cuanto a la velocidad de un SSD respecto a un HDD, se nota bastante. Ahora, desde que presiono el botón de encendido hasta que llego a la pantalla de login de Windows, pasan 10 segundos exactos (GRUB de por medio). Una vez hecho el login hacia Windows, me encuentro con que ya no debo esperar a que se acaben de cargar los iconos del escritorio ni esperar a que el cursor de Windows deje de "pensar" para poder empezar a usar el ordenador. Con un SSD es hacer login y ya poder iniciar cualquier aplicación al acto. Y eso desde mi portátil de 2012. En ordenadores más nuevos - como el de mi trabajo - la llegada al escritorio se produce en unos escasos 5 segundos.
Por último, comentar un aspecto negativo de los SSD: su ciclo de vida. Y es que la fiabilidad de este tipo de discos está asegurada durante dos años. A partir del segundo año, puede que empecemos a experimentar problemas de lectura y/o escritura al disco. Además, hay que tener en cuenta que en caso de problemas, recuperar la información contenida en un disco SSD que haya fallado es prácticamente imposible. Por ese motivo, recomiendo solo tener los sistemas operativos presentes en el SSD y los datos sensibles en discos magnéticos, de los cuales es más factible recuperar datos en caso de problemas.
Me ocurre exactamente lo mismo. He comprado un SSD, en este caso de la misma capacidad 500 GB que el disco HDD. He clonado el HDD en el SSD y al arrancar desde este me quedo en "_". ¿Cómo se hace lo que comentas?: "Desde este sistema, cambié las particiones de GRUB de ambos sistemas de /dev/sda a /dev/sdb para que arrancaran desde el SSD, re-instalé GRUB en /dev/sdb y reinicié el equipo. Ahora sí, GRUB apareció en pantalla y pude iniciar Ubuntu (por probar uno de los S.O.) sin problema. "
ResponderEliminarHola Benjamín,
EliminarHace ya más de un año que escribí este artículo y no lo recuerdo al 100%, pero creo que reinstalé GRUB en el nuevo disco mediante:
sudo grub-install /dev/sdb
o:
sudo mount /dev/sdb1 /mnt
sudo grub-install --root-directory=/mnt /dev/sdb
Saludos
Me paso que a la hora de iniciar el sistema se queda cargando con un "-" intermitente y no inicia, use Boot Repair para ver si lo solucionaba pero sigue igual.
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